Querido Diario…
Volví a Mexicali después de esa reunión rara en el lejano fin del mundo lado Santa Fe con el equipo de Robert.
Al llegar fui con una amiga a tomar un café al Café Colibrí; me gusta el café con pinole que sirven allí; y a ella le gusta mucho el té.
- ¿No tienes miedo? - Hum... ñeee.. el miedo es relativo - Claro que no. Puedes tener miedo pero no demostrarlo, pero lo tienes - Hum... he hecho cosas peores - ¿Cómo qué? - preguntó intrigada - Hum... no es algo de lo que me gustaría hablar
Llegó la mesera con las bebidas, y pedimos una rosca de reyes para saber a que sabía.
- ¿Cómo aprendiste a hacer todo eso?, ¿en la escuela?, en la escuela conocía a todos los de ICC y no creo que ninguno pueda hacer lo que tú - Hum... no, no sé; es complejo... sólo aprendí pero no estoy seguro - Eres un hacker - No, pero conozco a muchos y crecí con ellos - Esas cosas malas que hiciste, ¿por qué las hiciste? - preguntó con genuino interés - Hum... hace algunos años, cuando había hackers de verdad; se decía que sólo hackeabas por dos razones. Por dinero o porque te gustaba... - la miré a los ojos - a mi me gustaba; mucho. No puedo evitarlo hasta la fecha, saber que estoy cerca de algo grande, entrar en donde no debiese, saber que tengo el control de todo, sabes que he superado a todos... es embriagante. No puedo negar que ayer me emocioné al ver todo eso - ¿Eres mejor que ellos? - a pesar de su dureza, frialdad... su mirada y su tono de voz reflejaban preocupación - No
Compartimos la rosca, la comimos lentamente… en realidad ninguno de los dos platicamos mucho; ambos somos muy introvertidos, pero hay algo que nos hace sentir confianza mutua.
- Cuando te conocí pensé que todo lo que decías era fantasioso, sonaba tan irreal - ¿Y ahora? - Ja ja ja - rió - me das miedo. Le pongo un postit a la webcam, no vaya a ser que me espíes - ¡Ja!, usas Android, podría encender la de tu teléfono más fácil que la de tu computadora...
Terminamos la rosca y nuestras bebidas; a pesar de ser amigos siempre nos sentábamos muy lejos uno de otro. Las pocas veces que he roto su «espacio personal» lo hago con miedo; es alguien que intimida. Supongo eso es lo que me parece tan interesante de ella… tan diferente a todas las cachanillas promedio.
- ¿De verdad te da miedo lo que puedo hacer? - No - dijo de una forma en que me convenció - puede que lo puedas hacer, pero creo que no lo harías - ¿Por?, cuando iba en la escuela aun las laptops no tenían webcam... pero yo vendía fotografías que robaba de Hi5, MySpace, Messenger, todos eran ñoños y me pagaban por tener fotos en cueros de las mujeres de la escuela. Si en ese entonces hubiese habido webcams o teléfonos como los de ahora.. pfff.. recuerdo que siempre me la pasaba sentado en una escalera, donde había un repetidor de la red - Te pasas - evitó mi mirada - si hubieses estudiado en CETYS y hubieses hecho eso les habría dicho a todos que si, que se cuidasen de ti; pero jamás te habría tenido miedo - ¿Por? - Soy tu amiga, eres incapaz de hacer daño a las personas que quieres - Pero lo hice cuando trabajamos juntos; tengo gigas del tráfico de la red - Lo sé, pero sé que no tienes nada mío - #viejas - ¿Qué? - Todas son iguales. Ilusas - Hum... las cachanillas no somos iguales - Ja, ¿no? - Si fuesemos iguales no vivirías aquí
Eran ya las 12am y empezaban a cerrar, subimos al coche y la lleve a su casa. Al llegar nos despedimos… igual que siempre… sólo con un adios.
- Terrorista cibernético... ¿y ahora cual es tu horario? - No tengo, hackearé al mundo desde mi cama, ¿por? - Te veo mañana para comer - Sip
Platicar con ella me tranquilizaba… un poco.
Regresé y miré mis «juguetes» nuevos sobre la cama…
Querido Diario… es hora de trabajar.